Los venezolanos están
atrapados en el laberinto del chavismo y la oposición busca salidas para que la
transición sea posible. Como suele suceder con gobiernos despóticos como el de
Nicolás Maduro, los opositores han de defenderse con cautela de las maniobras
oficialistas para provocar la división y debilitarlos.
Se trata de una vieja
estrategia de la que se valen los regímenes abusivos para sabotear cualquier
esfuerzo común que pueda resquebrajar el muro de la represión. Realmente Maduro
y su segundo hombre fuerte, Diosdado Cabello, emplean sus recursos en
mantenerse en el poder a costa del bienestar de los venezolanos, que en estos
momentos viven sumidos en la pobreza y el desaliento.
En medio de
disensiones y tensiones internas, una vez más el bloque opositor que comprende
la Mesa de Unidad Democrática (MUD) se dispone a explorar un resquicio que
pueda propiciar el cambio. En esta ocasión, con la intervención del Vaticano,
oficialismo y oposición tienen previsto reunirse el 11 de noviembre con la
intención de iniciar un diálogo que, por otra parte, Maduro entorpece a todas
horas con declaraciones amenazantes.
La MUD tiene como
objetivos principales que se celebre el revocatorio contra el mandatario o
elecciones a principios del año entrante, la libertad de todos los presos
políticos, el regreso de los exiliados y que se solucione la grave crisis
económica y alimentaria que padece el país. Sus portavoces aseguran que serán
transparentes en este proceso y el propio alcalde opositor de El Hatillo, David
Smolansky, ha señalado: “Llegaremos a Miraflores con votos y presión de calle”.
En efecto, la
oposición pone el acento en la resistencia cívica, las manifestaciones
pacíficas y la senda de las urnas para restaurar los valores democráticos que
se han erosionado bajo la revolución bolivariana que se enquistó con el triunfo
del desaparecido Hugo Chávez. Desde entonces los adversarios del chavismo han
vagado en un desierto minado por la aplastante maquinaria oficialista, pero han
cosechado logros como la mayoría en el parlamento y la fuerza moral de presos
políticos como el líder de Voluntad Popular Leopoldo López, hoy un referente
mundial que cuenta con la solidaridad de gobiernos extranjeros y organizaciones
de derechos humanos.
Es lógico y
previsible que en el seno de la MUD y entre las fuerzas opositoras haya recelo
ante la posibilidad de un diálogo con un régimen tramposo, cuyo objetivo es
atornillarse al poder y al enriquecimiento ilícito de aquí a la eternidad.
Nadie debe llamarse a engaño con personajes como Maduro, Cabello o el alcalde
de Caracas, Jorge Rodríguez, a cargo recientemente de dirigir las turbas de
repudio que irrumpieron en el pleno de la Asamblea Nacional. El propio
gobernante ha afirmado que no sale “ni con votos ni con balas”, y a pocos días
del encuentro militariza la capital en una escalada represiva.
El único músculo que
flexiona Maduro es el del terror, sacando a la calle a la policía política y
bandas paramilitares. A su vez, en este momento de impasse la oposición
temporalmente renuncia a marchar a Miraflores y apuesta por sentarse a la mesa
con la intención de que no haya “condiciones” para dialogar. Es un pulso en el
que, si es que se produce dicha reunión, se medirán las fuerzas de una
oposición que lucha por el cambio y un gobierno que defiende el inmovilismo.
Es evidente que las
fuerzas democráticas están en clara desventaja, pero no es menos cierto que el
chavismo es víctima de su propio fracaso, incapaz de solucionar la grave
situación que atraviesa el país. Hasta ahora su único fin es el de
atrincherarse en el poder repitiendo que sus enemigos “no volverán” al palacio
de gobierno. Una pírrica victoria para quienes condenan a la población al
hambre y la desesperanza.
Es muy posible que
los esfuerzos por dialogar no salgan adelante ni con la bendición del Papa,
pero la oposición agotará también esa alternativa antes de volver a las calles
para desafiar al despropósito chavista. Por lo pronto, Maduro conjura su
proverbial ineptitud en un insólito programa radial marcando pasos de salsa.
Tarde o temprano dará un traspié.
Por: Gina Montaner
Fuente:http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/gina-montaner/article112667093.html#storylink=cpy
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